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29 Entonces él dijo a Guejazi:

—Ciñe tus lomos, toma mi bastón en tu mano y anda. Si encuentras a alguien, no lo saludes. Si alguien te saluda, no le respondas. Y pon mi bastón sobre la cara del niño.

30 La madre del niño dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no me apartaré de ti!

31 Entonces él se levantó y la siguió. Guejazi se adelantó a ellos y puso el bastón sobre la cara del niño. Pero este no habló ni reaccionó, de modo que Guejazi volvió al encuentro de Eliseo y le dijo:

—El niño no se ha despertado.

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